martes, 14 de julio de 2009


Mario Bunge. Es una de las voces más lúcidas y polémicas de la filosofía latinoamericana. A su paso por Lima conversó con “El Dominical” sobre la crisis del capitalismo, las seudociencias, los posmodernos y la ligereza de los intelectuales latinoamericanos.

Por: Jorge Paredes.

“Hablan en difícil porque no tienen nada que decir”, afirma Mario Bunge (Buenos Aires, 1919) sobre los defensores de la llamada posmodernidad. El filósofo y físico argentino no escatima adjetivos al referirse a quienes se han alejado de la ciencia racional para construir teorías basadas en la especulación y en lo que él denomina las seudociencias. Es autor de una treintena de libros entre los que destacan su enorme “Tratado de filosofía” (siete tomos) y “La ciencia y su método”, un pequeño volumen que no ha dejado de reimprimirse desde su aparición en los años sesenta.
(* * *)

¿Por qué en nuestros países, donde se necesita tanto del desarrollo científico, se le da tan poca importancia a la investigación?
Es culpa de los intelectuales que no han sido capaces de entender que la ciencia y la técnica son el motor de la civilización moderna. Si lo entendieran, empujarían a los gobiernos para que se ocupen de ello. En nuestros países casi todos los intelectuales se ocupan de cualquier cosa menos de ciencia y técnica. Los científicos no suelen interesarse por la política, lo que es un error pues tendrían que actuar en ese terreno para exigir que los gobiernos inviertan más en ciencia, en educación y en salud.

En una entrevista dijo que la filosofía estaba muy enferma, herida de muerte. ¿Es tan crítica la situación de la filosofía contemporánea?
Yo creo que la filosofía se ha estancado. En los últimos años no ha abordado problemas importantes sino problemas secundarios, y muchas veces seudoproblemas. Muchos filósofos se preguntan, por ejemplo, cómo sería una Tierra sin agua o qué significa ser un murciélago.

¿Por qué no ocuparnos mejor de cómo piensa y siente la gente?
Para eso hay que informarse sobre las neurociencias que estudian el órgano de la mente que es el cerebro; pero la mayor parte de filósofos se niega a aprender esto. No creo que la filosofía vaya a morir o desaparecer, pero sí está muy enferma. Una buena infusión de ciencia del siglo XXI le vendría muy bien.

En ese sentido es un entusiasta defensor de las neurociencias. ¿Qué avances tenemos en este campo?
Estamos viviendo la década del cerebro. Se está avanzando muchísimo, pero todavía se ignora bastante. No sabemos exactamente cuáles son las partes del cerebro conscientes de sí mismas; pero se acaba de descubrir que dar brinda mayor placer que recibir, y que es el mismo tipo de placer que sentimos al comer algo sabroso. Se ha descubierto también que la desigualdad es mucho más nociva que la pobreza. La desigualdad causa estrés y este, a su vez, origina una superproducción de sustancias nocivas que destruyen el cerebro. En los países más equitativos las personas son más longevas. Los costarricenses y los cubanos viven bastante más que los norteamericanos. Ganan muchísimo menos, son mucho más pobres, pero viven más porque son más igualitarios.

¿Por qué los filósofos se han alejado de la ciencia? ¿Cuándo empezó esto?
Yo creo que empezó como una reacción contra el Siglo de las Luces. Empezó con gente como Hegel, al comienzo del siglo XIX, como una reacción contra el modernismo, contra el cientificismo y el materialismo. Vinieron todas esas fantasías idealistas de Hegel y en el siglo pasado aparecieron Edmund Husserl, Martín Heidegger y demás charlatanes que escribían de manera tal que era imposible entenderles. De esta manera ocultaban que no decían nada.

Cuando Heidegger dice que la esencia del ser es “el yo mismo”, ¿qué significa? Absolutamente nada. Pero como lo dice un profesor alemán entonces los latinoamericanos y los franceses dicen “oh, que sabiduría”, sin darse cuenta de que lo dice en difícil porque no tiene nada que decir.

Se refiere a filósofos que han gestado el pensamiento posmoderno…No han aportado ningún conocimiento porque justamente niegan la ciencia, la racionalidad, la lógica, y cuando usted niega eso se vuelve un cuadrúpedo. Cuando no se reconoce que el cerebro es capaz de entender, de conocer; cuando se dice que todo es misterioso se está negando la modernidad.

Es peor que volver a la Edad Media. Porque en la Edad Media hubo filósofos y teólogos que por lo menos discutieron racionalmente. Santo Tomás de Aquino no descubrió nada pero nos enseñó a discutir. Dijo, cuando se discute con un creyente se le exhibe las Escrituras para convencerlo, pero cuando se discute con un incrédulo las Escrituras no sirven, así que no queda más que razonar con él.
(* * *)

El capitalismo vive una de sus mayores crisis desde 1929. Usted ha hablado de un modelo de sociedad llamado “tecno-holo-democracia”. ¿Qué significa esto?Occidente es víctima de una mala filosofía política, el neoliberalismo, según la cual las empresas deben tener total libertad. Y ya se sabe que el capitalismo es suicida y por eso necesita controles. Los críticos del capitalismo, sin embargo, no ofrecen ninguna alternativa creíble. Los socialistas están paralizados y no tienen nuevas ideas. Los marxistas siguen repitiendo los mismos conceptos del siglo XIX. Yo sostengo que en el futuro tendría que haber una democracia integral, no limitada a lo político, sino extendida hacia lo económico y lo cultural. Esa sociedad futura, además de buenas ideas, necesita técnica, porque el gobierno no debe estar en manos de aficionados. Y la democracia económica se alcanzará a través de las cooperativas, que son empresas que actúan en el mercado pero bajo la propiedad y la administración de sus trabajadores, con la colaboración de especialistas. Un modelo de cooperativa exitosa es la vasca Mondragón: tiene su propio banco, su propia universidad y cien empresas diversificadas, ninguna de ellas ha quebrado y la gente trabaja a gusto porque lo hace para sí misma.

¿Y la ética calvinista que impulsó el capitalismo?
Eso ya se acabó. Según Max Weber la ética calvinista era muy cuidadosa con el dinero, no especulaba. El capitalismo de los últimos treinta años, especialmente en Estados Unidos, ha sido el capitalismo del casino, de las especulaciones y los préstamos. Enron, corporación amiga de la familia Bush, era solo un cascarón. Bernard Madoff durante 30 años estafó por más de 50 mil millones de dólares tanto a gente rica como a 35 cajas de jubilación de sindicatos. Lo hizo porque nadie lo controló, porque el gobierno de Reagan eliminó la mayoría de controles y Clinton terminó con los que quedaban. Demócratas y republicanos son igual de culpables en esta crisis.

Receta para llegar a los 90 años
“No leer a los posmodernos, no fumar, no beber alcohol y no hacer demasiado deporte. Mantener ágil el cerebro. Si uno deja de aprender, el cerebro deja de funcionar”.

Sus libros en Lima
Después de veinte años la obra mayor de Bunge, “Tratado de filosofía” (en ocho tomos) llega a los lectores de habla castellana, bajo el sello de la editorial Gedisa. Es un proyecto ambicioso, que aborda lo que Bunge considera el núcleo de la filosofía contemporánea: la semántica, la ontología, la gnoseología y la ética. Otros títulos disponibles son “A la caza de la realidad” y “Crisis y reconstrucción de la filosofía”.

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